La región Caribe, con su multiplicidad de tradiciones, idiomas y vínculos históricos, enfrenta una serie de obstáculos estructurales y económicos y se caracteriza por su heterogeneidad y limitada integración regional en las políticas culturales.

Las industrias culturales y creativas se han convertido en importantes impulsores de las economías y las estrategias comerciales, por ejemplo, Cuba en relación con la educación y Jamaica por la exportación de su industria musical. Dichas industrias son los sectores que crean el mayor número de empleos para jóvenes de entre 15 y 29 años y han demostrado ser resilientes durante las crisis económicas mundiales. Sin embargo, el desempleo en la región del Caribe afecta desproporcionadamente a los jóvenes y, específicamente, a las mujeres jóvenes, limitando las posibilidades de desarrollo personal y su contribución al crecimiento económico de sus países. En concreto, el desempleo juvenil en la región, del 25% en comparación con el 8% de los adultos, representa más del 35% del desempleo total. El desempleo entre las mujeres jóvenes es del 30%, en comparación con el 20% de los hombres jóvenes y, a pesar de tener una mayor presencia en la fuerza laboral, las mujeres tienen mayores dificultades para ingresar al empleo formal, ganan salarios más bajos y realizan empleos inseguros, vulnerables y no remunerados en mayor proporción que sus homólogos masculinos.

La falta de mayores oportunidades para la integración de los jóvenes artistas a la vida laboral en la región también es un problema. Son muy pocas las alternativas para los sindicatos o redes interregionales que les permitan fortalecer sus propias capacidades y faciliten una mayor inclusión económica. Los jóvenes, particularmente los artistas y artesanos, necesitan más oportunidades de inclusión laboral. Las industrias culturales y creativas de la región del Caribe tienen un gran potencial para contribuir al crecimiento inclusivo. Las instituciones caribeñas, especialmente en Cuba, han encontrado formas innovadoras de dialogar y colaborar para construir redes culturales. También existe una demanda creciente de intercambio de conocimientos entre los países e instituciones socias del Caribe, especialmente en el campo de la formación y la profesionalización.

La Intervención se implementa en Cuba y la región del Caribe y se asienta en los esfuerzos realizados para una mayor cooperación e integración regional en el sector cultural. Aunque Cuba no es miembro del Grupo de Estados de África, el Caribe y el Pacífico, el país ha tenido relaciones de larga data con la Comunidad del Caribe (CARICOM).

Esta Intervención aprovecha el impulso del Año Europeo del Patrimonio Cultural 2018, los 500 años de la fundación de la ciudad de La Habana y del nacimiento de Leonardo Da Vinci, y aprovecha la riqueza cultural y el dinamismo de la región para impulsar el desarrollo socioeconómico y profundizar la integración regional.

La Intervención es financiada por el Programa Indicativo Plurianual 2018-2020 del Programa Temático "Bienes Públicos Globales y Desafíos" y se implementa a través de gestión indirecta con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

El periodo de implementación se extiende por 48 meses y el presupuesto total asciende a 15.150.000 EUR, de los cuales la UE aporta 15.000.000 EUR y UNESCO 150.000 EUR. La fecha de comienzo fue el 1 de enero de 2021 y el cierre está previsto el 31 de diciembre de 2023. Se encuentra en proceso de formalización una ampliación de 12 meses en la duración de la Intervención. El contexto geográfico de la Intervención tiene un alcance regional y tres áreas lingüísticas (inglés, francés y español), al estar integrado por 17 Estados miembros del CARICOM, el Foro del Caribe (CARIFORUM) y la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO).